En nuestros países,
el temor al cambio y al pensamiento y los proyectos políticos alternativos, que
hiela la médula de los poderosos, puede más que los discursos sobre la
institucionalidad y las pretendidas formas democráticas.
ENTRE LA DOCTRINA MONROE Y
EL
MACARTISMO REDIVIVO: AMÉRICA
CENTRAL HOY
Adiestrada y armada por el Comando Sur, la fuerza Tecún Umán ya opera en Guatemala. |
Por Andrés Mora
Ramírez / AUNA-Costa Rica
¿Llegó a su fin la guerra fría? ¿Se
acabó la era de la Doctrina Monroe, como proclamara a los cuatro vientos, no
hace pocos días, el Secretario de Estado de EE.UU, John Kerry? Si Clausewitz
sostenía que la política es la continuación de la guerra por otros medios, y
más tarde Foucalt propuso invertir los términos de esta máxima, para entender
la política como continuación de la guerra, América Central nos muestra hoy
cómo la teoría se lleva a la práctica: aquí, los grupos de poder político y
económico, dentro y fuera de los gobiernos, parecen empeñados en detener el
tiempo y sumergirnos, otra vez, en las sombras que asolaron estas tierras hace
medio siglo.
La presencia militar del
Comando Sur en la frontera entre Guatemala y México, así como la activación de las
alarmas macartistas y las campañas del terror ante el
crecimiento electoral de las fuerzas de izquierda en Honduras y Costa Rica,
reafirman la importancia de una región en la que el imperialismo no hace
concesiones.
Al amparo de las políticas de
seguridad nacional y regional, y del llamado combate al narcotráfico,
ingenieros del ejército de EE.UU construyeron en tiempo récord –seis meses- una
base militar en el occidente de Guatemala, en la región de San Marcos:
apetecida no solo por el crimen organizado como ruta comercial, sino también
por el capital extranjero para emprender proyectos extractivistas (minería e
hidroeléctricas). Pero, al mismo tiempo, una zona reconocida por la
resistencia de las comunidades indígenas campesinas frente a la voracidad del
maldesarrollo capitalista.
En San Marcos, el Comando Sur adiestró
una “fuerza de tarea” compuesta por militares de élite guatemaltecos, y los
armó con 42 vehículos todo terreno blindados. Tecún Umán es el
nombre de este nuevo cuerpo militar: el héroe indígena de los pueblos
originarios, que enfrentó al conquistador europeo y ofrendó su vida en la lucha
desigual, es reapropiado así por el imperialismo y, tal y como sucedió, por
ejemplo, con los misíles tomahawk que destrozaron el Golfo
Pérsico, las nuevas formas de sometimiento militar y económico, junto a la
neocolonización cultural, avanzan enarbolando el nombre de los vencidos como
arma de guerra.
De acuerdo con reportes de prensa, el gobierno
de EE.UU ya se
comprometió a apoyar la creación de fuerzas de tarea internacionales,
similares a la Tecún Umán, en los otros dos países del triángulo norte
centroamericano: El Salvador y Honduras. Con la expansión militar en la mira, y
el control social implícito que esto conlleva, no sorprende que la maquinaria
de una institucionalidad perversa como la del Estado hondureño, tutelada por la
Embajada de EE.UU en Tegucigalpa, y con respaldo de los grupos de poder
económico, haya desplegado todo sus recursos para impedir el triunfo de Xiomara
Castro y el Partido Libre, una fuerza nacional-popular emergida de la resistencia
al golpe de Estados de 2009. Solo un deliberado afán de la “comunidad
internacional” por ignorar lo que sucedió en Honduras, puede avalar los
resultados de unas elecciones que no resisten el juicio de la decencia y el
sentido común: celebradas bajo un clima de impunidad, con asesinatos selectivos
y sistemáticos de dirigentes sociales y periodistas –incluso en los días
previos a la votación- y sin garantías de transparencia en la emisión y
recuento de los sufragios.
Pero, en nuestros países, el temor al cambio
cambio y al pensamiento y los proyectos políticos alternativos, que hiela la
médula de los poderosos, puede más que los discursos sobre la institucionalidad
y las pretendidas formas democráticas. Así queda en evidencia en Costa Rica en
estos días, donde, con motivo de los resultados de una encuesta de opinión, que
coloca al Frente Amplio –izquierda- en primer lugar de las intenciones de voto
de cara a las elecciones de febrero de 2014, la derecha gobernante y la extrema
derecha opositora enfilan baterías contra el joven candidato frenteamplista,
José María Villalta, agitando los fantasmas del chavismo y del sandinismo, y desempolvando el arsenal ideologógico de la guerra fría y
las cacerías de brujas propias del macartismo.
Sobrepasados por una realidad social y
económica decadente, que exhibe el fracaso del neoliberalismo en Costa Rica –el
desempleo, la desigualdad y la pobreza se encuentran hoy en los índices más
altos del último cuarto de siglo-, los defensores del statu
quo, incapaces de comprender la naturaleza de los problemas y el rumbo de
explosividad social al que nos conducen, recurren una vez más al miedo: todavía
no para matar personas –como en Guatemala o en Honduras-, pero sí para intentar
matar las ideas y la esperanza de la gente.
Así es la democracia burguesa, representativa y
formalista: funciona para los poderosos hasta que los humillados de siempre se
ponen en pie.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
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