El capitalismo dominado por
los Estados Unidos es una fuente mundial de pobreza y guerra. Es mucho menos el
sueño americano y mucho más la pesadilla
de la humanidad.
ESTADOS UNIDOS FUENTE
GLOBAL DE GUERRA Y POBREZA
Por Finiam Cunningham
El último acuerdo bilateral entre republicanos y demócratas sobre el presupuesto
federal de los EEUU es un recordatorio impactante de las monstruosas
prioridades de la clase dominante
estadounidense.
La pobreza, el hambre, la enfermedad y la falta de vivienda azotan a
millones de estadounidenses comunes y corrientes, mientras que el militarismo
desenfrenado EEUU acecha al mundo como un Leviatán demente, proyectando una
sombra de guerra y destrucción en cada
esquina.
El capitalismo dominado por los Estados Unidos es una fuente mundial de
pobreza y guerra. Es mucho menos el sueño americano y mucho más la pesadilla de la humanidad.
La divulgación esta semana de que Rusia está por desplegar misiles
balísticos Iskander en la región báltica, y el doble pensar, las acusaciones
invertidas derivadas de Washington que Moscú está desestabilizando la seguridad
global, es parte de esta monstruosa disfunción global inducida por los EEUU -más
sobre esto más adelante.
Los republicanos y demócratas estadounidenses -dos caras de la misma moneda
oligárquica- se felicitaron por el reciente paquete del presupuesto federal,
que asciende a cerca de $1 billón en el gasto del gobierno de EE.UU. para cada
uno de los próximos dos años.
Pero de ese billón de dólares anuales, el dinero asignado para los gastos
militares equivale a unos 633 mil millones dólares. Es decir, casi dos tercios
-más del 63 por ciento- del presupuesto total del gobierno de EEUU es consumido
por los medios de la guerra y la muerte.
Para darle a esto un poco de
perspectiva, los EEUU gastan diez veces más en armas y en los medios para
destruir y matar a otros seres humanos que lo que invierte en la educación de
toda su población.
¿Qué tipo de economía, o mejor dicho, de sociedad, es esa? Un cínico podría
decir que es justo lo que quiere la clase dominante estadounidense. Mantener a
la mayoría sin educación y mal informada, mientras que los oligarcas de la
industria militar y sus secuaces políticos siguen devorando la riqueza de la
nación.
Esta máquina de guerra de los EEUU implica el mantenimiento de más de 1.000
bases militares alrededor del mundo, el patrullaje de los mares chinos con
submarinos nucleares y portaaviones, la expansión de los sistemas de misiles a
través de las estepas euroasiáticas para cercar a Rusia, y los aviones no tripulados
que terminan matando a más civiles que "terroristas" en países
desérticos y remotos.
Mientras tanto, el presupuesto "acordado", firmado por los republicanos
y los demócratas está buscando realizar recortes masivos en la seguridad social
y los servicios públicos en los EEUU.
Unos $ 100 mil millones en recortes del gasto público están considerados en
cada año durante la próxima década. El presidente del Comité de Servicios
Armados de la cámara baja, Buck McKeon elogió la parte del león que el
Pentágono obtendrá del presupuesto, como "buen negocio para los
contribuyentes".
Como resultado de este distorsionado "buen negocio", durante el
año siguiente millones de estadounidenses desempleados verán el subsidio para familias de escasos recursos
llegar a su fin, debido a que el nuevo presupuesto federal ordena
$25 mil millones en recortes. Millones de estadounidenses más pasarán
hambre al ser recortados $4 mil millones
en cupones de alimentos. Millones de estadounidenses sucumbirán a la
enfermedad ya que se eliminaran $30 mil
millones de los programas federales de atención médica.
Ahora mismo, las cifras oficiales muestran que hay cerca de 47 millones de
estadounidenses que sufren de pobreza extrema en los EEUU. Según algunas estimaciones,
la pobreza total en EEUU asciende a 150 millones -casi la mitad de la población-
amplificada por seis años de depresión económica desde la crisis financiera
global del 2008, inducida por los bancos de Estados Unidos. Estos mismos bancos
de Wall Street, que son una parte integral del cáncer militar-industrial,
reciben $85 mil millones al mes en forma de rescate en efectivo pagado con el
dinero de los contribuyentes de los EEUU.
Por supuesto, este desequilibrio absurdo del gasto militar de EEUU como
porción de la riqueza de la nación no es nada nuevo. El ex presidente de EEUU
Dwight Eisenhower advirtió sobre la reproducción del complejo
militar-industrial hace casi medio siglo.
Pero lo que resulta revelador acerca de la situación actual,
independientemente de consideraciones racionales o morales, es que el gasto
militar de EEUU sigue creciendo. Se estima que entre 1962 y la actualidad, el
llamado presupuesto anual de defensa estadounidense se ha más que duplicado.
William D. Hartung del Centro para
la Política Internacional con sede en
los EEUU, reconoce que los militares estadounidenses ahora consumen 100 mil
millones dólares más por año, que el promedio durante los años de la Guerra
Fría, cuando los EEUU y la Unión Soviética estaban enfrascados en una
gigantesca carrera armamentista.
Hay que tener en cuenta que esta cifra adicional de $100, 000, 000,000
arrogada por el Pentágono y su nexo corporativo es equivalente a todos los
recortes que se buscan en la seguridad de desempleo, servicios de salud y en
los servicios públicos de los EEUU.
La Guerra Fría terminó -o se suponía haber terminado- hace más de dos
décadas. La posterior, llamada Guerra contra el Terrorismo, incluso si se toma
ingenuamente al pie de la letra, es una contingencia del tamaño de una pulga en
comparación con la Guerra Fría.
Sin embargo, hoy la economía estadounidense está más subsumida que nunca,
en el crecimiento y la perpetuación de los medios de guerra. Y esto sucede,
mientras las necesidades humanas y sociales de los estadounidenses comunes y
corrientes, ahora más que nunca, están pidiendo a gritos un alivio. Esa flagrante contradicción es un síntoma de lo podrido
del corazón del capitalismo estadounidense.
Lo que esta espantosa y mal asignación de los recursos nacionales demuestra
es, que la guerra y la pobreza son endémicas al capitalismo estadounidense. El
sistema se sostiene -pero no es sostenible- gracias solamente a la subvención
masiva e incesante, con el dinero de los contribuyentes, del militarismo
obsceno.
Esa prioridad
perversa no está sólo en la raíz del colapso social estadounidense. También
impulsa al resto del mundo, en una dinámica similar, destructiva y peligrosa, hacia el militarismo nihilista.
Los EEUU gastan más en sus fuerzas armadas que todas las demás naciones
combinadas, incluyendo Rusia y China. Sin embargo, el falseado "excepcionalismo
estadounidense" etiqueta todos los
demás como una amenaza para la paz mundial.
Mientras los EEUU amplían su militarismo a nivel mundial y en particular
hacia Rusia y China, asimismo obliga a estos países a destinar cada vez más de
sus presupuestos en armamento y desarrollo de armas, en lugar de la mejora de
los beneficios sociales. Esta repercusión negativa para el retardado desarrollo
internacional no puede ser exagerada. Como ya se ha señalado, el
"sueño" americano es en realidad la pesadilla de la humanidad.
Se ha estimado que China ha duplicado su gasto militar anual de alrededor $200
mil millones durante la última década, en gran parte impulsada por el militarista
"Asian Pivot" de Washington; Japón está aumentando su gasto militar
en un cinco por ciento como resultado de las reivindicaciones territoriales de
China, que a su vez se originan del pivote de Washington en el patio trasero de
China, mientras que Rusia tiene la intención de inyectar unos $700 mil millones
en su industria de armas en la próxima década.
Y claro, el complejo militar-industrial de EEUU debe estar frotándose las ensangrentadas
manos con cínico regocijo sobre ese anuncio.
Putin se refería al sistema de misiles que los EEUU tiene previsto instalar
en Europa del Este a lo largo de las fronteras de Rusia, así como la
actualización de armas nucleares tácticas de Estados Unidos ordenada por el presidente
Nobel de la Paz, Barack Obama, a pesar de haber firmado del nuevo tratado START
de reducción nuclear en el 2010.
Uno puede entender por qué los rusos y los chinos están perplejos. La
Guerra Fría terminó hace mucho, ninguno de estos países representa una amenaza
para los EEUU, sin embargo, los EEUU insiste
incorregiblemente en una intrusión ofensiva. Ese instinto como el de un
escorpión se deriva de la naturaleza destructiva inherente del capitalismo de
EEUU y su oligarquía, que se alimenta de la pobreza, el militarismo y el
imperialismo depredador. Está programado en el ADN del sistema.
El conductor del militarismo de Rusia y China –como indican las
declaraciones de Putin- es el desequilibrio de poder y la inseguridad que la
economía estadounidense, grotescamente militarizada, engendra. La economía
capitalista estadounidense es grotescamente militarizada porque esa es la única
manera de apuntalar un sistema que inexorablemente hace a los ricos
infinitamente más ricos y a los pobres infinitamente más pobres.
De este modo el craso desperdicio de riqueza del capitalismo de EEUU esta
no sólo en la raíz del empobrecimiento de millones de estadounidenses, y en la
destrucción de la sociedad estadounidense en general; la misma prioridad
obscena del militarismo estadounidense está alimentando la inseguridad global,
el enorme despilfarro económico y en última instancia esta conduciendo al mundo
continuamente hacia la guerra.
La única manera de romper esta espiral de muerte está en el pueblo
estadounidense, que se den cuenta de una vez y por todas que su sistema en
bancarrota económica, conocido como capitalismo, y sus secuaces políticos de
los dos partidos que lo apuntalan en nombre de sus amos corporativos -todo eso
necesita ser destrozado y reemplazado por una democracia real. El capitalismo de
EEUU no es sólo el flagelo del mundo, sino que también es el flagelo de los
estadounidenses.
Vamos a imaginarnos un mundo donde la relación 10:1 entre el presupuesto
militar y el de educación estadounidense fuera revertido, un mundo en donde el
capital y la experiencia tecnológica del Pentágono, de las corporaciones y
bancos fuera puesto bajo control
democrático para crear bienes socialmente útiles. Sin duda otro mundo sería posible.
Todo lo que hace falta, hasta ahora, es la voluntad política de la mayoría para
producir el cambio necesario. Si este mundo va a sobrevivir, esa voluntad
política tendrá que surgir por la fuerza de la necesidad.
Traducido del inglés por Marvin
Najarro
Finian Cunningham (nacido en 1963) ha escrito extensamente
sobre asuntos internacionales, sus artículos son publicados en varios idiomas. Cuenta
con una Maestría en Química Agrícola y trabajó como editor científico de la
Sociedad Real de Química, Cambridge, Inglaterra, antes de seguir una carrera en
el periodismo. Él es también un músico y compositor. Durante casi 20 años,
trabajó como editor y escritor en las principales organizaciones de medios de
comunicación, incluyendo The Mirror, Irish Times y The Independent. Originario
de Belfast, Irlanda, ahora se encuentra en el este de África como periodista
independiente, donde está escribiendo un libro sobre Bahrein y la Primavera Árabe,
basado en la experiencia de testigo presencial trabajando en el Golfo Pérsico
como editor de una revista de negocios y posteriormente como un corresponsal de
noticias independiente. El autor fue deportado de Bahrein en junio de 2011 a
causa de su periodismo crítico en el que destacó las violaciones sistemáticas
de los derechos humanos por parte de las fuerzas del régimen. Actualmente es
columnista de política internacional para Press TV y Strategic Culture
Foundation.
Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario